lunes, 19 de mayo de 2014

Un debate ilustrado de la Nueva España.

Francisco Javier Clavijero (1731-1787)
Originario del puerto de Veracruz


Catedrático ilustre, este fraile es un innovador en la enseñanza de la filosofía y la literatura: adquiere profundos conocimientos de matemáticas y ciencias físicas. Es un destacado políglota que domina numerosas lenguas incluyendo el náhuatl y el otomí; y cultiva la música y las letras latinas y españolas.
Al ser expulsados los jesuitas de la Nueva España en 1747, el religioso es enviado a Italia donde permanece hasta su muerte. En Polonia escribe en castellano la obra Historia Antigua de México, que abarca desde la descripción del valle de Anáhuac hasta la rendición de los mexicas y la prisión de Cuauhtémoc. En su investigación analiza detalladamente la organización social, la religión, la vida cultural y las costumbres de los indígenas, todo bajo un punto de vista novedoso y exhaustivo. Su trabajo es publicado por primera vez en italiano en 1780; la versión en castellano data de 1824.
Clavijero es también autor de la Historia Antigua de California, publicada en Venecia dos años después de su muerte.
En su obra, este célebre historiador y escritor muestra cómo el pasado de un pueblo puede influir en su futuro. 



Cornelius Franciscus de Pauw (1739-1799)

Fue un filósofo, geógrafo y diplomático holandés en la corte de Federico el Grande de Prusia.

 Este personaje fue considerado en su época uno de los mejores especialistas en el Nuevo Mundo, a pesar de que nunca había pisado América. Su obra Recherches philosophiques sur les Américains (1768-1769) es considerada plenamente anti-americana e influenció a muchos intelectuales de su época. Entre otras cosas, De Pauw considera que el descubrimiento del nuevo mundo es una desgracia  para la civilización europea pues el nuevo continente es monstruoso. Para él, el clima es el principal culpable de la degeneración de sus habitantes. Eso implicaba que menospreciaba por igual a indígenas que a criollos. El filósofo holandés tampoco creía en los cronistas españoles y mucho menos en la gloria de los grandes imperios Inca y Azteca, pues consideraba que los conquistadores habían exagerado por vanidad.
La única cosa que De Pauw reconoció y en la que medianamente podría tener razón, es en que los españoles explotaban los nuevos territorios de una forma salvaje. Su solución era que los europeos regresaran a casa, la tierra elegida y dejaran a los indios a su suerte. Lo más sorprendente de todo este asunto es que De Pauw fuera considerado un experto en la materia. La importancia de este "científico" para Clavijero, radica en que en sus textos se pueden resumir todas las falacias de los demás difamadores de América (entre los que cuenta a Tomas Gage, Comte de Buffon y Guillaume-Thomas Raynal). 
Murió en 1799 (siendo considerado un gran filósofo y científico de su época) en Xanten, actual Alemania. Napoleón Bonaparte mandó construir un obelisco en su honor.

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